domingo, febrero 13, 2011

A veces hace falta perder la
esperanza y la ilusión. Lo
que en un principio parece
ser el fin de todo, puede ser
el comienzo de algo mejor.

La ilusión es una palabra
edulcorada, que sostiene al 
héroe de todas las películas
que hablan de alcanzar un
sueño. Pero la ilusión puede
ser una trampa.

Un iluso es alguien que se
cree cualquier cuento.
La ilusión es una bruja.
Hay que salirse de la
película de héroes, 
romántica y ver la realidad.

Tal vez sea menos bella que
la ilusión, pero lo que es 
seguro, es que la ilusión,
nunca da lo que promete.

Soñar es querer cambiar
una realidad. La ilusión es 
negarla.

La desilusión, no es otra cosa 
que una bofetada que da la
realidad. Nos dice: ¡Ey, no
seas iluso!. Las cosas son 
como son.

Y una vez que hayamos
perdido la ilusión, que 
hayamos llorado por ese
"mundo ideal" que
perdimos, apretamos la
realidad con las dos manos
y nos decimos: ¿Y ahora,
que hacemos con esto?

Ahí donde termina la ilusión,
empieza la vida de verdad. Y
cuando ya estemos
desilusionados, soñemos
en grande con el mundo que
queremos... y por el que
vamos a luchar. Hay que
perder la ilusión, porque ahí, 
perder... es ganar